A todos nos han enseñado que la lengua se puede dividir en secciones, y que en cada sección se detecta un sabor distinto. Esto fue descrito hace décadas por el psicólogo Edwin Boring pero, ¿cuánto de esto es verdad?
Todo empezó cuando Edwin Boring tradujo (mal) una investigación de 1901 sobre el tema. El trabajo hablaba de que existían pequeñas diferencias en el umbral de detección en las distintas áreas de la lengua, pero no que ciertas áreas sólo pudieran detectar un único sabor.
Lo que en realidad ocurre es que sí que hay pequeñas diferencias, pero son insignificantes. Así, ciertas áreas son más sensibles a ciertos sabores, pero los detectan todos. Esto fue comprobado ya en 1974 por Virginia Collings, concluyendo que todos los gustos existen en todas las partes de la lengua.
Esto es fácilmente comprobable. Coge un poquito de sal y ponlo en contacto con la punta de tu lengua. ¿Notas su sabor? Entonces la punta no se encarga sólo de lo dulce.
Existe un mapa de la lengua
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