A menudo oímos hablar por parte de los más religiosos del poder de la oración, y no es extraña la imagen de alguien rezando porque tiene un familiar enfermo que quiere que se mejore o gente pidiendo que se rece por víctimas de alguna masacre o catástrofe natural. De todos los casos que hemos analizado ya, me atrevería a decir que este es el más común y, además, el menos estudiado. O no... ¿crees que no existen estudios científicos sobre el tema? ¡La respuesta es que sí existen! Adéntrate a descubrirlos con nosotros.
Francis Galton fue un polímata, antropólogo, geógrafo, explorador, inventor, meteorólogo, estadístico y psicólogo del siglo XIX que contribuyó a numerosos campos de la ciencia como la biología o la tecnología. Francis era un hombre muy peculiar y con una obsesión: medir y cuantificarlo todo. Sus experimentos e ideas a menudo eran retorcidas y espeluznantes (si te interesa saber más sobre esto, haz click aquí). Además de eso, Francis Galton era un hombre profundamente religioso, y eso le llevó a cuestionar y medir la eficacia de la oración, convirtiéndose en la primera persona en estudiar el tema científicamente.
Francis planteó que si la oración era efectiva, entonces los miembros de la familia real británica tendrían una vida más longeva que la media, ya que miles de personas rezaban cada domingo por su salud y bienestar. No encontró evidencias de la efectividad de la oración en la salud de la familia real. También se dedicó a rezar por parcelas de tierra aleatorias a ver si las plantas crecían más rápido. Tampoco obtuvo resultados.
Más recientemente (2006), el físico y religioso Russel Stannard llevó a cabo junto con otros científicos un experimento patrocinado por la Fundación Templeton. Querían demostrar la efectividad de la oración. Para ello, formaron tres grupos con pacientes cardíacos:
El resultado fue que no se encontraron diferencias significativas entre los grupos 1 y 2, por lo tanto no se pudo afirmar la eficacia de la oración. No había diferencias entre aquellos pacientes por lo que se rezaron y por los que no, pero sí había diferencia con aquellos pacientes que sabían que se había rezado por ellos. Podéis pensar que estos últimos (el grupo 3) se vieron beneficiados por el efecto placebo, no? Pues todo lo contrario, se vieron perjudicados. La justificación que se pudo encontrar fue que quizás el hecho de saber que se estaba rezando por ellos les supuso un estrés por pensar que estaban tan graves como para encargar a un grupo de personas que rezaran por ellos.
- Por los cuales se rezaba pero ellos no lo sabían.
- No se rezaba por ellos y ellos no lo sabían.
- Se rezaba por ellos y lo sabían (este grupo se añadió para estudiar los posibles efectos psicosomáticos (efectos de origen psíquico que tienen influencia en lo somático, corpóreo) de saber que se está rezando por ellos).
El resultado fue que no se encontraron diferencias significativas entre los grupos 1 y 2, por lo tanto no se pudo afirmar la eficacia de la oración. No había diferencias entre aquellos pacientes por lo que se rezaron y por los que no, pero sí había diferencia con aquellos pacientes que sabían que se había rezado por ellos. Podéis pensar que estos últimos (el grupo 3) se vieron beneficiados por el efecto placebo, no? Pues todo lo contrario, se vieron perjudicados. La justificación que se pudo encontrar fue que quizás el hecho de saber que se estaba rezando por ellos les supuso un estrés por pensar que estaban tan graves como para encargar a un grupo de personas que rezaran por ellos.
Este estudio despertó muchas preguntas como por ejemplo ¿cómo afectaría a la comunidad religiosa si se demostrara que la oración no funciona? También despertó múltiples críticas, entre otras que no se puede experimentar científicamente con Dios, así que no se pueden esperar resultados positivos por medio de ese tipo de estudios.
Bueno, no me voy a extender más, espero que os haya parecido interesante la entrada de hoy y como siempre cualquier duda, sugerencia, o aclaración que queráis hacer será bienvenida. Como conclusión, y debido a la falta de evidencias a pesar de que se han buscado, digo que:
¡La oración puede hacer que los enfermos se recuperen!
Para saber más detalles sobre estos experimentos:
- Haz click aquí.
- Dawkins, Richard. (2007). El gran experimento de la oración. El espejismo de Dios (pp. 72-77). Madrid: Espasa Calpe, S. A.
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